La juerga de Coleman

No ha entrado con buen pie Chris Coleman en la Real Sociedad. Lleva sólo unos meses en Anoeta y ya ha sacado ese yo nocturno, golfo y algunas veces hasta gracioso que algunos miembros del fútbol británico exhiben de vez en cuando. Según nos cuentan desde San Sebastián, Coleman acudió algo afectado y afónico a la rueda de prensa que tenía que dar el viernes en Zubieta, la ciudad deportiva realista. Llegó hora y media después de lo previsto y después de que miembros del club intentasen contactar sin éxito con él (hasta las 6 de la mañana de juerga...) . Coleman argumentó ante los periodistas que había sufrido una inundación en su domicilio y que, como el agua había caído al piso inferior, en el que había niños, decidió solucionar antes este problema. Una rocambolesca historia que no ha colado ni ante la prensa ni ante el club que este Lunes le ha abierto expediente.

Mal momento para salir de fiesta
En una ciudad como San Sebastián es díficil esconderse un jueves por la noche y más si eres el técnico del equipo de la ciudad. La falta de tacto del resacoso Coleman tiene más gravedad aún si cabe cuando la Real no funciona y está en el puesto 13 de la clasificación en un equipo construido para el ascenso. Salva Iriarte, director deportivo de la Real, ha querido respaldar a Coleman queriendo destacar que "todos tenemos borrones en nuestras vidas" y que el caso está cerrado. Aún así, el expediente queda abierto y la sanción llegará en unos días si no hay sorpresas. Coleman no tuvo más remedio que pedir disculpas el domingo tras el empate ante el Celta, unas disculpas que llegaron tarde pero llegaron aunque eso sí las crónicas de los periodistas donostiarras no tienen desperdicio. Lean este extracto de la crónica del Celta-Real Sociedad para diariovasco y vean como está el ambiente en San Sebastián.

La Real es como la lavadora de Coleman. Se le escapa agua por todos los lados y los del piso de abajo están que trinan. Los aficionados blanquiazules van siempre al fútbol con paraguas porque desde hace unos años no deja de llover, pero llega un momento que ni paraguas ni chubasquero ni nada. El agua cala hasta los huesos y la pulmonía es segura. El fontanero de Coleman y el aficionado realista están en la misma tesitura. No entienden nada. «Mi casa todo agua», dijo el viernes el míster. Podía haber explicado el partido de ayer con las mismas palabras. Daría igual. Se entendería lo mismo. Mi casa todo agua. Goteras por doquier. Que alguien llame a un fontanero. El vecino que se mosquea. Es que se le ha inundado la casa. ¿Quién se dejó el grifo abierto? Que el fontanero no sabe inglés. Da igual, que venga. Para arreglar una lavadora no hace falta saber inglés. Que venga. ¿Alguien entiende algo?

Iñaki Izquierdo.- Diario Vasco

Para más guasa, Coleman ha llegado a Anoeta recomendado por JB Toshack... tiene narices el asunto.