(A continuación reproducimos este interesante artículo de la agencia EFE) Ni los golpes de talón de magnates rusos, ni la avaricia de agentes sin escrúpulos, ni los delirios de grandeza de jugadores de medio palo. En el mercado de fichajes del siglo XXI hay un factor determinante en el rumbo de las carreras de los futbolistas cuya influencia mundial rebasa el rectángulo del terreno de juego: sus mujeres y sus novias.
En Reino Unido son todo un fenómeno. Acaparan en la prensa sensacionalista el protagonismo de las tardes de fútbol de sus chicos a base de embestidas en tiendas de moda, paseos en biquini, en vacaciones paradisíacas, posados con gigantescas gafas de sol en las gradas de los estadios o atrevidas minifaldas en los clubes de moda de tierras de Su Majestad.
Victoria ha creado modaSon las WAG (la abreviatura utilizada por la prensa británica para denominar a las Wifes and Girlfriends, esposas y novias), chicas sin oficio ni beneficio con sospechosas cabelleras rubias, ropa de marca y tacones de vértigo que acompañan (y manejan) el devenir de los héroes del balompié patrio. Victoria Beckham marcó la pauta de comportamiento a la hora de ir la última sin despeinarse entre sudorosos aficionados del deporte rey. Cuentan las malas lenguas que sus ansias de fama en la tierra prometida de Estados Unidos fueron determinantes a la hora de exportar a su marido-producto, David Beckham, al fútbol estadounidense. Pero su reinado como consorte de ídolo deportivo no esta vacío en Reino Unido.
Keane no entiende este fenómenoUn nutrido grupo de jovencitas está a la zaga para sacar el mayor partido posible de su etiqueta WAG. Al contrario que a la ex Spice, la mayoría surge de la nada como anónimas ciudadanas del imperio que en dos tiempos se apoderan del protagonismo de los tabloides. Su influencia es tal, que, al igual que Victoria, consiguen llevar la voz cantante a la hora de elegir el próximo destino de sus hombres. Y parece que lo van consiguiendo a juzgar por el rapapolvo que recibieron de otro icono del fútbol inglés, Roy Keane. En su estreno como manager, Keane se ha dado de bruces con la realidad de un mercado de fichajes dominado por mujeres que prefieren las boutiques de lujo de Londres a la austeridad de Sunderland, una modesta localidad del noreste de Inglaterra de poco más de 170 mil habitantes y donde (íoh, no!) escasean las tiendas de ropa a un kilómetro a la redonda.
Londres primero, el resto despuésVarios jugadores han hecho ascos a sus tentativas de seducción para consolidar un equipo con aspiraciones a mantener la categoría de honor, y el temperamental Keane, conocido por sus sonados comentarios en su época de jugador y desplantes a entrenadores, no se ha quedado con la boca cerrada. "Si un jugador no quiere venir a Sunderland, me parece bien. Pero si decide no venir porque su mujer quiere ir de compras en Londres, es triste. No se trata de un giro futbolístico, más bien de una mudanza de estilo de vida. Y me da a entender que el jugador es débil y su mujer maneja su vida", denunció Keane a toda página en la prensa nacional. "Las prioridades de los futbolistas han cambiado y ahora están dictadas por sus esposas", continuó en su ataque visceral a las féminas, "es diferente si hablamos del Chelsea, el Arsenal o el Tottenham pero si los jugadores empiezan a fichar por clubes que no son grandes pero están en Londres, está claro que se debe a las tiendas". (Mañana... publicamos la segunda parte de "Las mujeres mandan en el fútbol").