El trébol azul

Algo está cambiando en las islas. El próximo miércoles, la Federación irlandesa de fútbol ha convocado una rueda de prensa en la que está previsto que se anuncie el nuevo seleccionador. El hombre elegido, según todas las apuestas, es Giovanni Trapattoni. Las pintas van a dejar paso a las pizzas y el trébol va adquirir un todo azulón que imita la idea de los ingleses, sus enemigos de por vida que parece que han creado moda con los técnicos italianos en los banquillos más tradicionales del mundo (o eso parecía). Estas semanas ha habido contactos con Trapattoni y en cuentros con Don Givens, Ray Houghton y Don Howe que forman parte del staff que está buscando el nuevo seleccionador de la República de Irlanda. Hasta dos millones de euros podría percibir al año uno de los entrenadores con mejor palmarés del fútbol actual.

Urgencia es la palabra

La carrera de Trapattoni es espectacular pero igual no es el hombre ideal para levantar a Irlanda que no acude a una fase final desde 2002. Su caso se parece al de Inglaterra pero encierra grandes diferencias. La primera es la urgencia irlandesa que es inmensamente menor que la de Inglaterra por plantilla e historia. Los irlandeses no están obligados a estar en las grandes citas pero sí que al menos estar muy cerca. Inglaterra está en una situación en la que necesitaba un cambio radical y la única fórmula que no se había experimentado era la más extrema, la de poner a un técnico italiano del estilo de Eriksson. Con el tiempo, el papel de Eriksson se ha visto que no ha sido tan malo pero en Irlanda debe haber paciencia para recurrir a un técnico de las islas y que conozca más el fútbol de casa, mucho más desconocido que las estrellas inglesas. Sin embargo, un dato que invita al optimismo en Irlanda es que Jack Charlton, el entrenador que más lejos ha llevado al once del trébol en una fase final, era inglés, peor aún para los más críticos.